miércoles, 16 de enero de 2013

Parte 3


  • Vale, ya lo habéis oído. – dijo Mario, colgando el teléfono.
  • Si que se le veía muy animado, si… - dijo Emma, sonriendo.
  • Es Lucas, que siempre tiene un mal despertar… ¿Te acuerdas aquella vez que fuimos a dormir a su casa? Que mala ostia al día siguiente…  - dijo David, dirigiéndose a Mario.
  • Bueno, pequeña Emma…  - dijo Mario. – 15 años… Parece que el tiempo pasa para bien en algunos y de mala gaita para otros…
  • No lo dirás por ti…
  • ¿Por mi? Naa, que va… ¿Es que no entendéis que yo lo valgo? – dijo Mario.
  • Si Lucas tiene un mal despertar, lo tuyo son los chistes malos, Mario. – dijo David.
  • Cómeme el rabo… - dijo Mario, groseramente. – Si queréis que sea el típico coñazo de tio, por mi normal… No tengo ni que fingirlo.
  • Paso de eso, tío… Antes me sacabas de quicio, pero ahora ya no… - dijo David.
  • ¿Seguro? Porque me daba la sensación que te jodí algo cuando aparecí… - dijo Mario, dándole un mordisco
Emma se rió. Mario, al mirar a Emma, se rio. David también pero cuando ninguno de los 2 lo veía, dado que Emma y Mario fueron interrumpidos por una señora del metro, David entrecerró los ojos. Era verdad que Mario le había fastidiado aquellos momentos a solas con Emma. ¿Pero de verdad lo podía saber? No parecía muy probable…
  • Bueno, chicos, yo tengo ganas de moverme. ¿Vamos yendo hacia el Parque o no? – dijo Emma.
  • A mi me da igual… - dijo Mario, mascando la porra.
  • Mario… ¿No sientes calor? – dijo Emma.
  • Pues no. No empieces con eso otra vez… - dijo Mario, comenzando a enfadarse.
  • Es que no lo entiendo. Raramente te vemos en camiseta. Y eso que dice tu de que te gustan las chaquetas no termino de creérmelo. – dijo Emma. – La ultima vez que nos vimos, no parabas de refrescarte el cuello. Si tienes calor, sácatelo…
  • Emma… Es tu cumpleaños, ¿vale? La que tiene que disfrutar eres tu. No te preocupes por mi. A veces… incomoda que te preocupes tanto por mi… - dijo Mario.
  • Solo es mi humilde opinión. ¿Es que decirle a alguien que se quite la chaqueta por que hace calor es motivo de provocación?
  • Para mi si… - dijo Mario.
  • Pues nada, entonces… - dijo Emma.
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Lucas Menendez Norca salia del portal de su casa. Un chico alto, desgarbado, flacucho, de cabello liso, rubio, con una nariz recta soportaba unas gafas y una piel palida completaban el fisico de aquel muchacho.
  • Un dia mas de verano... Que mierda todo... Debí haber suspendido para hacer algo y no estar de vago... - dijo Lucas, bostezando. - Que mierda todo...
Lucas empezo a caminar. La calle Ribera, adyacente el centro comercial Carrefour, lucia con poca gente... quiza por el intenso calor que hacia. En la esquina del supermercado, en la sucursal del banco la Caxia, un grupo de 3 personas le esperaban a Lucas.
  • Mira tu por donde... El "empanao" - dijo un chico que era el mayor de los 3.
  • Hola... - dijo Lucas, de muy mala ostia.
Carlos Javier Reyes Castillo, Pablo Ibañez y Alicia Rodriguez Lobaton le esperaban. El primero era el hermano de una de las amigas de Lucas, el segundo era el mas joven de su grupo de amigos y la tercera era... bueno, era la "turista". ¿Porque? Por que de vez en cuando se juntaba con el grupo. Pero era una amiga de otra amiga y por lo tanto habia confianza.
  • Ey, Lucas, tio... - dijo Pablo, estrechandole la mano.
Pablo tenia el fisico de un chico muy crecido. Era de altura promedio, delgado, con el cabello un poco desordenado, moreno y con una nariz pequeña. Llevaba ropas oscuras y muy antiguas. Pero sonreia. Al sonreir, se le veia los incisivos... unos dientes propios de un niño.
  • Venga, Lucas... Alegra esa cara... - dijo Carlos.
Carlos era un chaval que mas parecía un adulto. Era alto, ancho de hombros y era muy apuesto. Tenia el cabello color caoba pero este lo llevaba corto, estilo militar. Sus ojos eran de un color miel pero mas oscuro. Atletico, vestia camiseta y unas bermudas. Tenia los Biceps desarrollados, ya que se le notaba debido a la camiseta que llevaba. Pero su sonrisa inspiraba mas confianza que miedo. En ves de estrecharle la mano, le trituro los dedos al pobre Lucas.

Se suponia que Alicia diria algo o le saludaria... pero, en vez de eso, le chasqueo los dedos delante las narices.
  • Tu, quieto alli... - dijo la chica.
Alicia vestia de forma rara. Pese a que era el mes de Agosto, llevaba una chaqueta negra, llena de colores. Pantalones negros pero los llevaba muy bajos, lleno de pliegues. Zapatillas anchas y multicolor. Llevaba una bufanda pequeña, una "Palestina" en el cuello. Alicia era una chica delgada, mona y con una sonrisa que contagiaba su bue humor. Llevaba maquillaje, sobre todo en las cejas. Los labios de un azul electrico era lo mas llamativo.
  • Lucas... Estas como ido, ¿no? - dijo Pablo.
  • ¿Que pasa? ¿No dormiste bien? ¿O has dormido boca abajo y has tenido una ereccion nocturna? - dijo ALicia, riendose de su propio chiste.
  • No, estupida... - dijo Lucas, sonriendo. Con Alicia se podia dar el lujo de llamarle asi. - Lo que pasa es que ayer hubo bronca en mi casa y...buah, una mierda todo. 
  • ¿Bronca? ¿Otra ves tus padres? - dijo Carlos
  • Naa, mi hermana... Se ha echado un nuevo novio y mi padre... digamos que no le gusta que se "distraiga" porque ha suspendido y va a tener que llevar esos cursos en el nuevo ciclo que haga en setiembre. - dijo Lucas.
  • Que putada, ¿no? - dijo Carlos.
  • Si, pues... - dijo Lucas.
  • Oye... ¿Vamos yendo? - dijo Alicia. - Me aburro...
Los 4 chicos se pusieron en marcha.
  • ¿Que sabeis de estas... de Andrea y Maria? - dijo Lucas.
  • A saber... - dijo Carlos - Dijeron que nos ecnontrabamos en la RENFE. Pero a lo mejor demoran... 
  • ¿Que tal tu Carlos, tio? - dijo Lucas. - ¿Que tal con la "churri"?
  • DE puta madre... Esto de vivir solo es un chollo, tios... Estudio, llego a casa, preparo la comida que quiero, repaso y por la tarde me voy a hacer deporte. - dijo Carlos. - Es mejor que tener que aguantar la charla de tu padre...
  • ¿Ni por el cumpleaños de tu hermana has ido a la casa de tus padres? - dijo Pablo.
  • No... Emma ya sabe porque y ella lo respeta. Ademas... Nos vamos a ver ahora, ¿no? - dijo Carlos. - Pues eso...
  • Jo, tios... ¿Que le vais a regalar? - dijo Pablo. - Yo he ahorrado para comprarle esta agua de colonia... - dijo Pablo, sacando un paquete pequeño de su mochila.
  • Que original, Pablito... - dijo Alicia, quien no intervenia en la conversacion dado que llevaba los cascos en los oidos.
  • Pues yo le he comprado un collar. - dijo Lucas. - Espero que no se de cuenta que es un poco barato... Mi padre me ha crujido por no haber sacado mejores notas... Coño, si mi media es de 5... 6 en el mejor de los casos... Pero sigue empeñado en que llegue a 7... Quiere que sea Ingeniero...
  • Pff, vaya gilipolles... - dijo Carlos. - ¿Tu, Ingeniero? Esta bien que seas un friki pero para ser Ingeniero hay que tener madera para eso...
  • Como si yo quisiera serlo... Todo por un rollo que mi abuelo, alla en Brazil, es militar. Dice que con mi titulo de Ingeniero me mete al ejercito y empezaría como Comandante. 
Carlos estallo en carcajadas. 
  • ¿Tu, militar? Madre mia... Bueno, al menos te pondrías un poco mas "tocho" y dejas de estar tan delgado tio...
  • Trabajaria como Civil... No creas que voy a ponerme a hacer ejercicios y a cantar el himno todas las mañanas a las 6... - dijo Lucas.
  • Ah... Pero es cosa tuya tío. Los militares en países como el tuyo tienen mucho poder, muchas ventajas, etc. Piensatelo...
  • Pero si estoy muy bien en España... No me quiero ir...
  • Claro que si... - dijo Pablo.
  • Están los colegas, las amigas...
  • Andrea... - dijo Carlos, sarcásticamente.
Pablo miro a ambos lados, especialmente a Alicia, que seguia con los cascos.
  • ¿Tu eres gilipollas? - dijo Lucas, enfadado. 
  • ¿Pero que tiene? ¿Me vas a negar que no te gusta? Acuérdate de aquella vez en el garito, cuando te bebiste media botella de Vodka y nos dijiste que te molaba...
  • No me acuerdo... - dijo Lucas, furioso.
  • Uy que no... - dijo Pablo. - Si te cagaste en los muertos de Mario porque a el también le molaba la pava de Andrea... 
Carlos volvió a reírse.
  • ¿ Estáis tontos o que? Que estaba de coña...
  • Ya, claro... - dijo Pablo. - Si dijiste que erais colegas y que nunca le levantarías la novia a tu colega...
  • Eso si... - dijo Lucas.
  • ¿Tu eres tonto? - dijo Carlos. - En el amor vale todo, tio. ¿Tu que te crees? ¿Que Mario no lo va a intentar? Ustedes 2 parecen politicos... Para la foto, os estrecháis la mano y os dais un abrazo... pero fuera de cámaras estáis clavándoos el puñal en cuanto podais... 
  • No se de que estas hablando, tio... - dijo Lucas, serio.
  • Venga, ostia... Si Mario tiene la mas minima oportunidad, lo va a intentar. Mario es muy hipocrita, eso lo sabemos todos. No seas tonto, Lucas. Si puedes, inténtalo  Mario, así arda en furia, va a tener que aceptar y agachar la cabeza.
  • ¿Me estas pidiendo que le levante la novia a un colega? - dijo Lucas. - Eso es muy miserable tio...
  • ¿Miserable? Osea, ¿Es miserable en este momento... pero cuando de verdad hablas de lo que sientes, que es cuando tienes alcohol en sangre, te cagas en Mario? No seas hipocrita... Ya tenemos uno en el grupo y 2 no mola...
  • Bajo alcohol no se debe de contar con lo que se dice... - dijo Lucas.
  • Solo los niños y los borrachos dicen la verdad, tio... - dijo Pablo.
  • Eso es cierto...
  • Que facil es ver los toros desde la grada... - dijo Lucas.
  • Debe serlo, tio... - dijo Carlos. - ¿Te crees que a la hora de ligar, vale ser "caballeroso"? No me malentendáis  pero si una tia te gusta... a por ella. No tengas miedo...
  • Que miserable eres, tio... ¿Osea, tu no respetas? ¿Y si te gusta la novia de tu colega? 
  • A mi no me pasa eso... - dijo Carlos.
  • Pues bien por ti. Pero el dia que te pase algo asi, hablamos... - dijo Lucas. - No opines de lo que no sabes...
  • Uuuhh... que momento mas chungo... - dijo Carlos, provocando a Lucas. - Vaaaaale. Quiza me he ido un poco por las ramas. Pero yo estoy viendo vuestro caso, que es uno particular y esta exonerado de generalizaciones. Tu, Andrea y Mario...
  • Yo, Andrea y Mario nada... - dijo Lucas. - No me gusta Andrea... Y si a Mario le gusta, pues bien por el. Punto final... No tendre mejores cosas que hacer...
Carlos nego con la cabeza. Supo que no debia de insistir.
  • Bueno... No tendria nada de malo... 2 chicos que son amigos y amigas que se enamoren de pronto... - dijo Carlos.
  • Claro... - dijo Lucas. - Como tu hermana, ¿no?
Pablo movió los brazos rápidamente, negando. Lucas supo que había metido la pata. 
  • ¿Como mi hermana que? - dijo Carlos, medio extrañado.
Lucas se callo. Nadie, excepto Carlos, sabia que hoy era el dia en que David se iba a mandar con todo a Emma. Pablo hizo un gesto de: "Ya la has liado"
  • No... osea... - dijo Lucas, tartamudeando. - Que digo que...
Lucas debia de pensar rapidamente.
  • ¡Aquella vez! Aquella vez que Emma nos conto que le molaba un chico de su clase... No nos lo dijo pero supondremos que era un colega... ¿Como se llamaba? - dijo Lucas, un poco nervioso.
Carlos lo miro extrañado.
  • Ah... - dijo Carlos, finalmente. - Era el "tarao" de Jeremias... Un friki que le gustaba a mi hermana cuando estaba en Segundo... Menos mal que no llegaran a nada porque ahora es un macarra de mucho cuidado... - dijo Carlos, riendose.
  • Si... eso... - dijo Pablo.
Los 4 chicos estaban ya cerca de la estacion de RENFE, donde se reunirian con mas gente. 
  • Bueno, panda de idiotas... - dijo Alicia.
  • Lo dice... la tia que es la mas choni de España... - dijo Pablo.
  • ¿Te debes de creer mucho teniendo 13 años, no chaval? - dijo Alicia, dandole una palmada en el pecho a Pablo.
  • ¡Pues si lista! Me creo mucho... tanto como tu para llevar chaqueta en pleno mes de Agosto... - dijo Pablo. - Y encima, negra...
  • ¡¡Ah, rascista de mierda!! - dijo Alicia, fingiendo estar dolida. - Mira que ahora me pongo a gritar y te monto un "pollo" que no veas, ¿eh?
  • Callaos de una puta ves... - dijo Carlos, pegando un salto y subiéndose a un banco.
  • ¿Te acuerdas de aquella ves cuando le dijiste a la profe de Literatura: "Profe, ¿que pasa conmigo? ¿es que soy negra?" y la vieja se enfado que no veas?
Alicia estallo en carcajadas cuando Lucas le hizo recordar ese episodio.

Estaban ya en la estacion de RENFE. En el monumento a las victimas del 11 M, habian 2 chicas esperandolos. Lucas supo quienes eran.
  • ¡Ey! - dijeron Andrea y Maria, al unisono.
Andrea Torres Gonzales era la mas bajita. Pero era increiblemente guapa. De un rostro perfecto, su cabello moreno le caia hasta un poco mas abajo de los hombros. De nariz redonda, labios rosados y ojos color marron, sonreia de oreja a oreja, mostrando la ortodoncia, que no hacia mas que resaltar lo guapa que era. Vestia una camiseta apretada, remarcando su porte, y unos vaqueros cortos, ya que solo le llegaban hasta la rodilla. Unas sandalias completaban su atuendo.

Maria Guerra Martel era bastante alta, casi tanto como Lucas y mas que Carlos. Era de contextura delgada. Tenia un rostro un poco ovalado, con los ojos expresivos, nariz recta y labios finos. Vestia una camiseta rosa y una pantaloneta vaquera, enseñando sus largas y desnudas piernas. Unas zapatillas rosas completaban el atuendo. De la mano llevaba 2 gafas de sol.

Los 6 chicos se saludaron entre si. Lucas se sentia un poco incomodo porque de verdad que Andrea le parecia guapa... pero eso no queria decir que le molara. ¿O si?
  • ¿Vamos? David, MArio y Emma nos estan esperando... - dijo Carlos.
Andrea y Maria se rieron al escuchar los nombres de David y Emma.
  • ¿Estais tontas? Se os ve el plumero... - dijo Pablo.
Los 6 chicos entraron a la estacion de RENFE.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Parte 2

(Cualquier música de rock en español) (Por defecto: “Todo es mentira” – Café Quijano)

David abrió los ojos. Su vista estaba clavada en el techo del vagón. La música le llegaba del asiento de al lado. Giro el cuello y vio que era una chica la que estaba sentada a su lado. Llevaba unos cascos, los clásicos “orejeras” y la música debía estar a tope porque se escuchaba a todo volumen. David volvió a recostarse, pero se irguió de golpe.

La estación en la que estaba era la de Santa Eugenia. Faltaban la de Vallecas, el Pozo, Asambleas y por fin la estación de Atocha. El viaje había sido medianamente corto pero David había dormido bien. El chico irguió en su asiento, cruzo las piernas y apoyo la cabeza en el cristal del vagón.

“Bueno… No se que decirle a Emma para una posible declaración. No quiero soltar nada cursi pero tampoco nada estúpido. Quizá al pensar esto lo estoy haciendo de forma estúpida, pero la verdad es que quiero que hoy… sea mi novia. Lo que acabo de decir suena estúpido pero es verdad. Podría decirlo de mil maneras pero el mensaje es ese. Y claro, cuanto mas lo pienso, mas complicado se me hace…”

Paso el tiempo y David seguía mirando los paisajes que se veían por el cristal del vagón. La perspectiva de declararse a Emma le asustaba pero a la vez era como un chute de adrenalina. Emma era una chica un poco complicada, ya que tenia ciertos gustos que eran fuera de lo normal. Su inteligencia, su vocabulario, su sonrisa cada vez que alguien le hablaba, hacia que diera un poco de “miedo”.

Pero David llevaba planeando todo esto desde que la conoció. Ya había pasado la etapa de amigo del alma y ahora quería algo serio con ella.
  • Próxima estación: Atocha. Final de trayecto. – dijo la voz computarizada de la RENFE.
David se puso en pie y se acerco hacia la puerta. Todos bajaban en esta estación. David vio como las puertas se abrían y el chico se dispuso a salir. La estacion de Atocha era una estancia grande, con sus 6 railes y trenes descargando y descargando gente a cada minuto. David avanzo unos metros hasta llegar a la escalera mecánica. Subio por ella y se apoyo en una de las barras que allí había. Contemplar la estación le parecía lo mas bonito en lo que iba de día.


Y claro... eso le ayudaba a pensar... en como decirle a Emma lo que quería y sentía por ella...


"Tiene que ser algo original. Nada de rollos infantiles, que no tenemos 12 años. Tengo 15 años y es una edad perfecta para tener novia. Si... Nada podrá salir mal. Solo tengo que decirle: Emma me gustas desde que te vi... ¿Quieres ser mi novia? Es que es tan simple que parece mentira que la gente se haga tantos problemas. Ademas, seguro que Emma..."
  • Tenga usted muy buenos días, señorito. - dijo una voz femenina.
David se dio la vuelta. Sin darse cuenta, Emma estaba enfrente de el. Era una chica alta, guapa, con el cabello color caoba. Debido al corte de pelo, tenia el rostro en forma de corazón. Los ojos de un color peculiar, un color miel que llamaba la atención. Una nariz recta y unos labios carnosos completaban el rostro. De contextura delgada, vestía ropas que eran mas grandes que su talla habitual. A eso se le sumaba algo que, posiblemente, sea su tarjeta de presentación: unas zapatillas tenis rosadas. Un pequeño bolso echo a mano colgaba de su hombro hasta su cintura. Emma sonrió.
  • Emma, joder, que alegría verte. - dijo David acercándose y dándole un beso en la mejilla.
  • Igualmente, David. - dijo la chica.
  • Por cierto, feliz cumpleaños. No se porque no te lo he dicho antes, pero el tema es ese. ¡Que alegría! - dijo David y se sintió estúpido.
  • Muchas gracias, de verdad. - dijo Emma, levantando un teléfono móvil. - Estoy muy solicitada hoy. - dijo y se puso a hablar por el.
David se sentía como un idiota. Se estaba comiendo con patatas sus palabras de antes. Sabría que en el día de su cumpleaños, Emma estaría mas solicitada que nunca. Encima se le vendría el resto de chicos que conformaban un grupo de amigos que Emma y David tenia en común. No habría lugar donde declararse a Emma. David dudo.
  • Nada, que era mi hermano. Me ha llamado diciendo que vayamos avanzando, ya que Andrea y Maria van a tardar un pelin. ¡Ah! Y que Lucas y Mario recién están desayunando, uno en su casa y el otro en su bar, respectivamente. - dijo Emma, como quien explicara algo a un alumno.
  • Vale... Vale. - dijo David.
  • Asi que nada... ¿Vamos tomando el tren hasta la Gran Via? - dijo Emma, señalando el tren.
  • Emma, tengo que hablar contigo de algo. - dijo David, armándose de valor.
  • Si, dime. - dijo Emma, sonriendo.
David se quedo de piedra. "Mierda... tenia que sonreír de esa manera... me ha cortado el rollo y me ha acojonado. Inventate algo, rápido..."
  • Que... que... - dijo David, funcionando su cerebro lo mas rapido que pudo. "Que follon mas tonto" - ¡Ah si! Que tengo aqui tu regalo sorpresa. Mira, te lo doy y asi...
  • Si me lo has dicho, ya no es sorpresa. Es incongruente completamente. - dijo Emma, sonriendo.
  • Si bueno. Pero el caso es ese. - dijo David, abriendo su mochila.
  • David, les dije que no quería nada. Los cumpleaños son para pasarla en familia y con algunas buenas amistades. Eso de regalarse cosas, nunca lo he visto del todo bueno. ¿De verdad necesitas darme un obsequio para demostrar que os acordáis de mi?  Y eso sin contar el dinero que os gastáis o el posible dilema absurdo que si me gustara esto o si me gustara lo otro. Es gastar fuerzas, energías y buen humor a lo bobo. Si lo importante es que vengáis. Eso supera cualquier regalo que me podríais hacer. Pero tampoco quiero desprestigiar o rechazar lo que hayáis comprado. Lo que pasa es que no me gusta ver como la gente se vuelve loca con un regalo, llegando a jugarse su estabilidad mental como monetaria. Prefiero que uséis eso en otras cosas, como la ayuda humanitaria... o en mejorar las calificaciones, que nunca viene mal. Y se que puedo aburrirte con esto que estoy diciendo, pero lo tengo que decir. Lo siento. - dijo Emma, inclinando la cabeza. 
  • No, si tienes razón... Pero quizá uno se acostumbra de pequeños a eso. Cumpleaños es igual a regalo. Y cuantos mas caros, mejor. - dijo David.
  • De hecho, algunas costumbres de ciertos pueblos consisten en dar el mejor regalo posible. Llegan a la violencia con tal de demostrar que su regalo es el mas grande y caro de todos. - dijo una voz masculina.
  • ¡Mario! - dijo Emma.
David se dio la vuelta. Enfrente tenia al chico mas raro que era posible. Alto, gordo y moreno. Su tez y rasgos eran de origen sudamericanos. Tenia un cabello negro azabache, corto. Una cara redonda, con unos ojos un poco "achinados", nariz ancha y unos pómulos un poco elevados. Vestía ropas formales pero todas de colores oscuros. Llevaba una mochila azul deportiva, del Real Madrid, con las correas hasta el limite, por lo que la mochila le llegaba mas abajo que la cintura pero no tanto hasta las rodillas. En una mano tenia una porra (Las de comer) y en otra un diario deportivo: el Marca.
  • Ey, que tal tío. - dijo David, estrechándole la mano en la que el chico llevaba el periódico.
  • Pues muy bien. El café del bar que esta allá - dijo Mario, señalando hacia el fondo de la estación - es una mierda pero las porras están calentitas.
  • ¿Pero tu no estabas desayunando en tu bar? - dijo David.
  • Dije en un bar, no especifique en cual. - dijo Mario. - Por cierto, que he visto en la televisión que el hombre del tiempo ha dicho que hoy va a ser un calor de mierda. Así que si no os importa, podríamos ir avanzando hasta la Gran Via. 
  • Claro, claro. - dijo David, quien la llegada de Mario le había echo olvidar el orden de las cosas.
  • No creas que me he olvidado de ti, Emma. - dijo Mario. - Feliz cumpleaños.
  • Gracias Mario - dijo Emma zarandeándole el cabello al chico. - No puedo negar que tu forma de felicitarme ha sido muy original.
  • Espera ver mi regalo. Solo diré algo para que no nos eches la charla que nos diste el año pasado: No me ha costado nada, no he perdido mucho tiempo y esta hecho con material reciclado.
David sonrió. Mario hablaba de manera muy rápida, quizá para que no dar tiempo a que le interrumpan. Emma estuvo a punto de interrumpirle cuando el chico dijo que no le costo nada pero como Mario siguió hablando, Emma se callo.
  • Y bueno, ¿Que mas os contáis? ¿Llevabais mucho tiempo aquí? - dijo Mario.
  • Pues no. De hecho, íbamos ir directo hasta la Gran Via. - dijo David.
  • ¿Alguien mas iba a venir hacia aquí, Mario? - dijo Emma. - Lo digo para esperarle.
  • Bueno... quizá venga Lucas. Esperad que lo llamo. - dijo Mario, sacando un teléfono móvil y demorándose mas de lo normal en llamar. - Pondré el altavoz.
  • ¿Que haces? - le dijo Emma.
  • Ya veréis... - dijo Mario, llamando. - Hola, buenos días. ¿Con el banco de semen, por favor?
  • ¿Que? - dijo la voz de un chico por el teléfono. - Oiga, si es una broma, no tiene ni puñetera gracia.
  • Que soy yo, Lucas. - dijo Mario, a punto de reirse. - ¿Que? ¿Vienes a la estación de Atocha o te esperamos en la que esta cerca a la Gran Via?
  • Seras gilipollas. Anda que no tienes mejor cosa que hacer que gastarme una de tus bromitas. - dijo Lucas, enfadado. - Que si, que me esperéis en la estación de Atocha. Que vamos todos juntos, con Andrea, Maria, Pablo, Carlos y Alicia.

sábado, 21 de abril de 2012

Parte 1

David Olmeda Bravo se despertó sobresaltado. Había vuelto a tener otro de sus sueños raros. El chico se irguió sobre el colchón y se cubrió la cara con ambas manos. Cuando los ojos del chico se acostumbraron a la oscuridad, David bajo los brazos. Miro a ambos lado de la habitación y solo vio oscuridad, salvo algunas formas de las cosas que el tenia en su habitación. David se quito las mantas y se quedo sentado en la cama.
David se puso en pie y busco a tientas su teléfono móvil. Cuando cogió su teléfono, después de tirar algunas cosas, encendió la linterna. El chico ilumino el suelo y busco la puerta. Cuando David abrió la puerta, salió hacia el salón, buscando la cocina.

David avanzo por el pasillo que llevaba desde su habitación hasta la sala. Abrió la puerta y entro. La sala estaba también a oscuras y casi no se podía ver nada, aunque David ya se sabía la ubicación de su casa. Entro en la cocina y empezó a buscar un vaso para beber un poco de agua. David abrió el grifo y se sirvió el vaso, lleno. David volvió a la sala y se acerco hacia el balcón, buscando aquella pequeña luz que le llegaba. Subió la amplia persiana y corrió la ventana. Salió hacia afuera.

La calle Luis de Medina estaba a oscuras, completamente. Pese a que era sábado y en el mes de Agosto, las calles estaban completamente a oscuras. David ilumino de nuevo su apagado móvil y miro la hora.

4 : 30 am

David bebió el vaso de agua y siguió mirando la calle.

David volvió a beber su vaso de agua y miro como un coche pasaba por la calle.

David bebió y se puso a pensar en el día que tenia por delante. Aquel día iba a ser muy importante en su vida. Aquel día era el cumpleaños de Emma, su mejor amiga y la chica que le hizo enloquecer de amor. Era curioso que faltaran pocas horas para poner rumbo hacia la estación de Atocha y reunirse con ella y con sus demás amigos.

David se volvió a meter en su sala y se dio cuenta de que el sol había empezado a mandar sus primeros rayos de luz. Una mesa rectangular estaba a pocos centímetros de la ventana que daba acceso hacia la terraza. A la derecha de aquella mesa, unos armarios y estanterías empotrados en la pared. Estaban llenos de libros, discos, fotos, etc. David se acerco hacia ella y cogió una foto. Un niño sonreía a la cámara, mientras su madre apoyaba su cabeza en la coronilla del niño y su padre sonreía de manera seria. David sonrió y cogió otra foto. Un niño pequeño estaba sentado encima de un pequeño poni y apenas sonreía. David dejo encima la foto y cogió la ultima. Un señor alto, elegantemente vestido, abrazaba por la cintura a una dama con un precioso vestido rojo. La dama llevaba un moño elegantísimo y una diadema a juego con el collar que pendía del cuello. La fecha, que estaba en la parte inferior, databa casi el mismo año que David nació.

Tras respirar hondo, David vacio el vaso y lo dejo encima de la mesa. Tras relajar el cuello, volvió a su habitación. Los pequeños ronquidos de sus padres en la habitación de al lado era el único sonido que llegaba hasta el. En su habitación, el sol también mando sus primeros rayos. Una cama, un escritorio y un armario portátil era lo único que había. En el escritorio, un ordenador que yacía en silencio. Pero David se acerco hacia el borde del escritorio y cogió una foto de las 2 que había. Se sentó en su cama, al borde.
Una chica de cabello color caoba sonreía junto a una chica de cabello moreno, un poco mas baja que la anterior,  pero muy guapa. A lado de ella, una chica también morena pero alta y muy atractiva sonreía al igual que las otras dos. Del brazo de la chica con el cabello color caoba, un pequeño chaval sonreía de manera tímida, quizá porque no se creía que estuviera integrado en aquel grupo. O quizá sea porque la chica de color caoba le abrazaba con cariño. Al costado de aquel pequeño, un chico alto, ancho de hombros, cuyo cabello cortó pero de color caoba era lo que más llamaba la atención de su aspecto. Al lado opuesto de aquel chico estaba David. Pero debajo de las chicas, sentados en cuclillas estaban 2 chicos más. Ambos chicos se contrastaban de una manera que parecían curioso que estuvieran allí. Aunque los dos eran altos, uno era delgaducho y el otro era gordo. Uno era rubio, de piel pálida, con un cabello lizo. El otro; cabello negro azabache, de piel morena, con un cabello duro y seco. Uno llevaba gafas y tenía la nariz muy afilada. El otro tenía los ojos un poco achinados y su nariz era un poco ancha. Pero ambos saludaban a la cámara con un gesto con el pulgar y sonreían.

David guardo la foto en su sitio, donde siempre había estado, y se recostó en la cama.

Aquel día seria uno muy especial. Se iba a declarar a Emma. Le iba a decir todas aquellas cosas que se calló y que nunca se atrevió a decir. Le iba a decir que desde que la vio, perdió la cabeza por ella. Pero sabría que no seria fácil. Sabría que jugaba con mucha desventaja, porque nunca se había declarado a una chica y Emma no sería fácil. Siempre era inteligente y lo demostraba aunque no quisiera. ¿Sería tanta la diferencia intelectual? David siempre había dicho que ella valdría para algo más que abogada, que es lo que ella deseaba ser de mayor.

Lentamente, el sol ilumino toda la habitación y David no encontró mas escusas para estar en la cama. 

Escucho como sus padres se levantaban y David hizo lo mismo. Empezó a acomodar su habitación y se dispuso a preparar todo para ese día.

Su padre salio de la habitacion de sus padres y se metio al baño. Su madre, con la cara muerta de sueño, salio y saludo a su hijo.
  • ¿Quieres desayunar algo, David? – le dijo su madre.
  • Algo ligero. ¿Papa va a demorar mucho? – dijo David y su madre se encogió de hombres.
Su padre demoro unos 15 minutos en ducharse. David ya habia separado su ropa para ese dia. Cuando su padre salio en albornoz, David cogio el suyo y se metio en el baño. Estaba fresco alli dentro. El chico miro la radio que su padre siempre llevaba cada vez que se duchaba. El chico cerro la puerta, se quito el pajama y el albornoz, listo para entrar a la ducha. Busco en el dial de la radio una estacion y abrio el grifo.

(Cualquier musica de rock en español) (Por defecto: “La madre de Jose” – El canto del loco)

“Ah… el agua fria en pleno mes de Agosto. No hay nada mas refrescante que despues de una asadora noche veraniega, ducharse con agua fria. Es que te quedas fresco como una lechuga”

5 minutos mas tarde, David salia del baño totalmente duchado y fresco. El olor a huevos fritos de la cocina le hizo rugir el estomago. Se metio en su habitacion y comenzo a cambiarse.

Lo primero fue separar su ropa con la que iba a ir a este gran día. Tras remover su armario, puso su mochila encima de la cama y empezo a vestirse. Camisetas, vaqueros, deportivas, gorra, collar… Todo estaba listo y adecuado para ese dia. No podia faltar las cosas que llevaria. Abrio el cajon de su mesita de noche y saco el regalo que le habia comprador a Emma.
  • Un lápiz labial “Amor de Lavanda N° 07” – dijo David.
Metio unas revistas en la mochila, unos cascos, unos cables USBs, la camara de fotos, el regalo… David volvio a revisar todo minuciosamente, esperando no olvidarse de nada. Su madre le llamo desde la cocina. El chico, con el estomago rugiendo, salio a desayunar.
  • Buenos días, madre. ¿Que hay para desayunar? – dijo David.
  • Pues huevos con salchichas. Tu padre ya se ha ido. Que prisas tiene el hombre.
  • Déjale, si siempre ha sido asi. – dijo David, comiendo.
  • ¿Y tu que tal? Hoy es el cumpleaños de Emma, ¿no?
  • Aja. Hoy nos reuniremos para celebrarlo. – dijo David, tomando un sorbo de su zumo.
  • Pues nada, hijo. Pasatelo bien.
La puerta del numero 6 se abrio y David salio. El sol le deslumbro cuando levanto la cabeza. David sonrio. El dia pintaba perfecto.

David fue hacia la derecha de su portal, caminando toda la calle Luis de Medina. Saludo a la señora Ming, del bazar chino. Cruzo la pista, llegando hasta el puesto de periodicos de la esquina. Miro el parque que estaba enfrente del colegio Lope de Vega. Sonrio, puesto que vio a unos chicos practicando con la skate. David siguio su ruta, yendo por la calle Juan de Borgoña. Paso por el hospital, por los bares hasta llegar al primer cruce de toda esa calle. Volvio a cruzar la calle, yendo por la calle Lope de Rueda. Cruzo un banco, una carniceria, una verduleria… hasta llegar a otro bazar chino. Alli estaba toda la calle Arias Montano. David se ajusto la mochila y siguio caminando, tarareando una cancion. Saludo a un conocido de sus padres y siguio. Estaba a punto de llegar a la calle Rojas Zorrilla. David sonrio, ya que en el numero 4 estaba el bar de su amigo Mario. David levanto la vista: Bar Cinema. El nombre le hacia gracia. David cruzo y paso por enfrente del bar, saludando a la dueña y madre de su amigo: Judith. La mujer estaba sirviendo cafes pero le devolvio el saludo, haciendole con gestos que su hijo iba a tardar en salir.

David se dirigía hacia la RENFE de Alcalá. El camino se le hizo alegre, debido a que se cruzo con gente que conocía. El sol ilumino mas las calles e hizo que David empezara a sudar un poco. David llego hasta el monumento de los caídos en el 11-M.La estatua era impresionante, aunque el color se le iba con los años. Aun así, todavía quedaba bien a la vista de toda la gente. Mientras compraba su billete, David se puso a pensar en toda esa gente que perdió la vida en ese atentado. Le parecía fatal los terroristas y le producían un asco por matar gente de esa manera. David se recostó en el asiento del tren y se puso a descansar hasta que llegue a la estación de Atocha.

domingo, 1 de abril de 2012

Prologo

El día mas caluroso de lo que iba de verano llego a su fin. En las calles de Lima, Peru se respiraba un ambiente de aburrimiento. La gente iba y venia. En un viejo y sucio edificio, esos que aun quedan a vista de los turistas para enseñarles la arquitectura de la epoca de la Colonia, una ventana que estaba abierta se cerró. Una chica la había cerrado y contemplo por unos momentos como el sol empezaba a ponerse. La habitación era fría y totalmente oscura. Dentro, una chica morena jugaba con un niño de unos 10 años aproximadamente. La chica que había cerrado la ventana aparentaba tener unos años mas que la chica que estaba jugando con el niño. Esa chica, cuyo nombre era Angie, vestia un típico mandil de cocina y lucia muy sucia y vulgar, con los pelos desordenados. Por otro lado, la otra chica, cuyo nombre era Gilma y vestía de una forma elegante y muy pulcra, termino de jugar con el niño. Este salió corriendo de la habitación y se perdió.
  • Gracias por visitarme, Gilma. A veces es bueno desconectar de todas las tareas que una tiene que hacer. La renta, el niño, sus medicinas, el colegio… - dijo Angie.
  • Me imagino. – dijo Gilma. – Pero, no sé… Te veo mal, Angie. Me gustaría poder ayudarte en lo que pueda. – dijo y abrió su bolso.
Angie dio un paso al frente y no acepto el fajo de billetes que Gilma acababa de sacar de su bolsillo. Gilma no lo entendió.
  • Angie… Soy tu amiga y creo que deberías aceptarlo… - dijo Gilma. - Por favor, cógelo...
  • No… Ni te atrevas a dejarlo o a dárselo a mi hijo. Te lo pido, por favor. – dijo en un tono amenazante.
  • Angie… - dijo Gilma. 
Angie se cubrió la boca con la palma de la mano. Rompio a llorar.
  • ¡¡POR FAVOR!! - grito.
Gilma contemplo como su amiga rompia a llorar.
  • Lo siento… Es que echo mucho de menos a Dominique… Encima nuestro hijo es clavadito a el… A veces es una tortura mirar a mi propio hijo, porque me recuerda a el… - dijo, con la voz quebrada.
  • Angie… - dijo Gilma, abrazando a su amiga.
Angie lloro por unos momentos, evitando desplomarse en el suelo. Gilma pronunciaba palabras que ayudaban a Angie, le levantaban el animo… Pero la chica seguia llorando.
  • Hay algo que quiero darte Gilma... - dijo Angie, limpiandose las lagrimas.
  • Lo que sea, mujer... - dijo Gilma, sonriendo.
  • Es algo muy gordo que acabo de conseguir... Por eso te dije que vinieras... - dijo Angie. 
  • Ah... ¿Y que es?
Angie se separo de su amiga y menciono algo de preparar una merienda. El niño apareció corriendo y Gilma lo cogió en brazos, haciéndole reír. La chica, con el niño en brazos, se acerco a la ventana y contemplo la oscura calle de Lima, Peru. No había ni un alma y los coches apenas aparecían. Todo estaba como la tipica noche limeña... tranquila...

Sonó el timbre de la puerta.

Gilma levanto ambos brazos, que se le habían caído un poco debido al peso del niño. Siguio contemplando la noche limeña cuando escucho a Angie abrir la puerta. Gilma giro el cuello y vio en la mesa que estaba adyacente a ella, unos lápices y restos de goma de borrar. La chica miro al niño y le sonrió.

Pero todo acabo allí.

Un sonido aterrador retumbo en toda la casa. El sonido de una ráfaga de balas. Gilma reacciono tan rápido como pudo. Abrazo fuertemente al niño y agudizo el oído. La ráfaga había terminado y un golpe seco hizo que el corazón de Gilma se detuviera por unos microsegundos. La chica, con los ojos lagrimeando, avanzo de puntillas hasta un armario que estaba a oscuras, lo abrió y se metió dentro. El niño que llevaba en brazos le estaba empezando a temblar la barbilla.
  • No llores, pequeño… Por favor… por favor – dijo Gilma, suplicando.
El niño no lloro. Gilma dio gracias y agudizo el oído. “No… que no haya pasado lo que creo que ha pasado…”
  • Mírala… Tantos años escondida. Zorra… Eso te pasa por no haber sido una soplona y habernos dado la ubicación de tu “chero” – dijo una voz masculina. – Muere, perra…
Otra ráfaga de balas. Gilma se mordió el labio, intentando no llorar.
  • Bueno… No creo que la reconozca ni su “vieja”. – dijo la misma voz. – Vayámonos.
  • No… Creo que ella tenia un niño. Búsquenlo. – dijo otra voz de hombre.
A Gilma le dio un vuelco el corazón. Abrazo con mas fuerza al niño y le suplico que no hiciera ningún ruido.
Durante unos minutos, que le fueron eternos, Gilma escucho como 3 hombres buscaban por toda la casa. Gilma intentaba no hacer ruido. A veces creía que el simple latido de su corazón la delataría. Pasado unos minutos… Los hombres dejaron de moverse.
  • No hay nadie… De seguro esta “weona” regalo a su hijo a un par de “gringos” por “plata”. No hay nada aquí. – dijo una voz de hombre.
  • OK. Quememos esto antes de que alguien husmee. – dijo la otra voz de hombre.
Gilma pego un brinco al oir esas palabras.
  • ¿Pero íbamos a hacer eso? No he traido el material, jefe. – dijo la voz de hombre.
  • "Tarao"… Da igual. Vamonos a comer algo y luego venimos. – dijo la otra voz. 
  • Una pena porque la "chibola" estaba bien rica... - dijo una voz y estallaron en carcajadas.
Gilma agudizo el oído. Escucho como esos hombres murmuraban cosas… Hasta que por fin salieron de la casa, dejándola con un silencio incomodo y con un olor a pólvora terriblemente fuerte.

Gilma, llorando, abrió el armario y salió junto con el niño. Dejo al niño en la habitación y salio hasta la sala. Avanzo lentamente hasta la puerta, con el corazón latiéndole a mil por hora. No fue agradable.

Gilma se arrodillo en el piso, llorando. La imagen era aterradora. Sobre un gran charco de sangre estaba lo que alguna vez fue su mejor amiga. Ahora lucia destrozada, acribillada, con los ojos perdidos en el techo. Gilma lloro de rabia, de frustración, de ira, de impotencia…

¿Impotencia?

Gilma supo lo que tenia que hacer. Se puso en pie, evitando mirar el cadáver de su amiga y se puso en marcha. Volvió a la habitación y empezó a rebuscar su cartera. La desesperación hizo que Gilma lo pusiera bocabajo y empezara a buscar rápidamente, en la cama. Lo encontró. Una libreta marrón, muy vieja.  Cuando empezó a ojear los números, el niño le tiro de la manga.
  • ¿Que? – dijo Gilma.
El niño la miraba.
  • ¿Donde esta mi mama?
Gilma no quizo contestarle. Rebuscando en la libreta, Gilma empezó a sentir pánico  Debía de encontrarlo... Ojala no lo haya borrado...
  • Mierda... - dijo la chica. Se le habia caido la libreta.
Gilma se desespero aun mas. Tenia poco tiempo...
  • ¿Mami...? - dijo el niño, asomándose a la sala.
  • ¡¡NO!! - grito Gilma.
Corrió y cogió al niño por la cintura, alejándola de la estancia. No podía ver a su madre, no en ese estado...
Gilma y el niño se ocultaron en la habitación de Angie. Era un cuarto pequeño, igual de lúgubre que toda la casa. Gilma sentó al niño en la cama y la chica siguió buscando en la agenda. ¿Porque no ordeno sus contactos por letra? Los tenia apuntados según fueron viniendo...
  • Maldita sea... Por favor... ¡Por favor! - dijo Gilma, leyendo la agenda lo mas rápido que podía.
El niño, que se bajo de la cama, intentaba abrir un pequeño armario que estaba al lado de la cama. Pero al intentar hacer fuerza, se cayo y se golpeo con una pata de la cama.

Empezo a llorar. Gilma se agacho y lo empezó a consolar, esperando que se callara rápidamente. Pero entonces lo vio.

Debajo de la cama, habia algo raro. Era una tarima, pero parecia estar cortada y pulida a propósito  Gilma, sin dejar de consolar al niño, deslizo sus finos dedos por la tarima. Se podia mover...

Gilma movio la cama y abrio la tarima.

Habia un hueco. Gilma, temerosa, metió la mano en el hueco. Sintió 3 paquetes rectangulares... Que raro. Gilma los extrajo del hueco.

ERan las cajas de 2 viejas cintas de video... y un cuaderno. Tras quitarles la protección a las cintas de video,  pudo ver 2 nombres en 2 sucias tiras de papel: Edmundo... y Rigoberto.

Viejos fantasmas asustaron a Gilma. Como si el mundo se te viniera abajo con una simple imagen. Conocía esos nombres o al menos eso creía... Nombres que se asociaban a una sola cosa: Muerte. A un oscuro pasado del que nunca pensó que volvería a vivir...
  • ¿Tita? - dijo el niño.
La voz del niño saco de sus pensamientos a Gilma. El niño le había cogido la libreta. Gilma se lo quito y siguió buscando... pero, para suerte suya, el nombre que buscaba estaba en esa pagina.

Gilma, contenta, cogió ambas cintas y se las guardo en la cartera. Cogio el libro, lo abrió y empezó a leerlo. Era un diario. El estado del cuaderno parecía estar de acorde con su propietaria. Sucio, viejo, con las puntas de las hojas dobladas, con distintas manchas…

Gilma no lo pensó 2 veces. Guardo todo en su cartera. Volvió al armario y le cogió una chaqueta para el niño. Cerro la puerta con cuidado, cargo al niño en brazos y apoyo la cabeza del niño en su hombro, cubriéndole los ojos.

“No puede ver a su madre… Seria traumático”

Lo peor fue avanzar sin ver el cadáver de Angie. Gilma sintió ganas de llorar otra vez cuando sus tacones tocaban el charco de sangre. Cuando estuve en un suelo limpio, echo a correr.

(Avenida Abancay, cerca de Hiraoka - Lima, Perú)

En una barata habitación de hotel, Gilma lucia en estado de shock, con la mirada de una muerta. Una televisión encendida y conectada a un VHS, le acababan de mostrar... la clave del mayor misterio de su vida... O la clave de uno de los misterios que nunca quizo participar... O del misterio del que se vio envuelto a la fuerza ¿Era verdad todo aquello? Gilma volvió en si y cogió su telefono movil, con el corazón latiendole a mil por hora. Leyendo la libreta, marco un numero y espero...
  • ¿Alo? ¿Con Judith Noemí? – dijo Gilma, llorando. 
  • ¿Si? Soy yo. ¿Quién es? – dijo la voz de una mujer.
  • Por favor… deme el numero de su hijo Mario… es urgente. Por favor… por favor… - dijo Gilma, suplicando. Las lagrimas se le escapaban.
  • ¿Quién habla? – dijo la voz de una mujer, desconfiando.
  • ¡Judith, por favor! ¡Ayúdame! ¡Dame el numero de tu hijo! – dijo Gilma, desesperada. - No tengo tiempo de explicarlo...
“Me va a colgar. Ella no se anda con miramientos”
  • Tu voz me suena de algo... pero no puedo dártelo a menos que me digas quien eres... 
Gilma maldijo. 
  • ¡Por favor! ¡Es urgente! ¡Lo necesito ya! ¡POR FAVOR!
Gilma no supo si gritar fue lo correcto. La mujer con la que hablaba no tenia mucha paciencia. Y el saldo se le acababa...
  • "Me va a colgar" - pensó Gilma, agachando la cabeza.
  • Apunta... - dijo la voz de mujer. - No se porque... pero algo me dice que te lo de... Espero no equivocarme...
Gilma no se lo podía creer. Colgó inmediatamente y memorizo el numero que le había dado. Marco el nuevo numero y espero.
  • ¿Si? – dijo una voz masculina. De fondo se podía escuchar música. Y otras voces...
  • Mario… soy Gilma. Han asesinado a Angie. Es por lo de Dominique. Te... Nos... están buscando. Ayúdame. Estoy desesperada. Por favor...
  • ¿Perdon? - dijo la voz masculina. - ¿Quien habla?
  • Mario... Angie tenia la respuesta...
  • ¿Que respuesta? ¿Que dices? ¿Quien habla?
  • Edmundo y Rigoberto... 
El hombre enmudeció. Gilma pudo escuchar como su respiración se aceleraba
  • Por favor... - dijo Gilma, llorando. - Angie tenia la respuesta... La solución de todo eso... Podemos detenerlo... Por favor...
Gilma ahogo un gemido...
  • LA clave... la clave para acabar con esta pesadilla...