sábado, 21 de abril de 2012

Parte 1

David Olmeda Bravo se despertó sobresaltado. Había vuelto a tener otro de sus sueños raros. El chico se irguió sobre el colchón y se cubrió la cara con ambas manos. Cuando los ojos del chico se acostumbraron a la oscuridad, David bajo los brazos. Miro a ambos lado de la habitación y solo vio oscuridad, salvo algunas formas de las cosas que el tenia en su habitación. David se quito las mantas y se quedo sentado en la cama.
David se puso en pie y busco a tientas su teléfono móvil. Cuando cogió su teléfono, después de tirar algunas cosas, encendió la linterna. El chico ilumino el suelo y busco la puerta. Cuando David abrió la puerta, salió hacia el salón, buscando la cocina.

David avanzo por el pasillo que llevaba desde su habitación hasta la sala. Abrió la puerta y entro. La sala estaba también a oscuras y casi no se podía ver nada, aunque David ya se sabía la ubicación de su casa. Entro en la cocina y empezó a buscar un vaso para beber un poco de agua. David abrió el grifo y se sirvió el vaso, lleno. David volvió a la sala y se acerco hacia el balcón, buscando aquella pequeña luz que le llegaba. Subió la amplia persiana y corrió la ventana. Salió hacia afuera.

La calle Luis de Medina estaba a oscuras, completamente. Pese a que era sábado y en el mes de Agosto, las calles estaban completamente a oscuras. David ilumino de nuevo su apagado móvil y miro la hora.

4 : 30 am

David bebió el vaso de agua y siguió mirando la calle.

David volvió a beber su vaso de agua y miro como un coche pasaba por la calle.

David bebió y se puso a pensar en el día que tenia por delante. Aquel día iba a ser muy importante en su vida. Aquel día era el cumpleaños de Emma, su mejor amiga y la chica que le hizo enloquecer de amor. Era curioso que faltaran pocas horas para poner rumbo hacia la estación de Atocha y reunirse con ella y con sus demás amigos.

David se volvió a meter en su sala y se dio cuenta de que el sol había empezado a mandar sus primeros rayos de luz. Una mesa rectangular estaba a pocos centímetros de la ventana que daba acceso hacia la terraza. A la derecha de aquella mesa, unos armarios y estanterías empotrados en la pared. Estaban llenos de libros, discos, fotos, etc. David se acerco hacia ella y cogió una foto. Un niño sonreía a la cámara, mientras su madre apoyaba su cabeza en la coronilla del niño y su padre sonreía de manera seria. David sonrió y cogió otra foto. Un niño pequeño estaba sentado encima de un pequeño poni y apenas sonreía. David dejo encima la foto y cogió la ultima. Un señor alto, elegantemente vestido, abrazaba por la cintura a una dama con un precioso vestido rojo. La dama llevaba un moño elegantísimo y una diadema a juego con el collar que pendía del cuello. La fecha, que estaba en la parte inferior, databa casi el mismo año que David nació.

Tras respirar hondo, David vacio el vaso y lo dejo encima de la mesa. Tras relajar el cuello, volvió a su habitación. Los pequeños ronquidos de sus padres en la habitación de al lado era el único sonido que llegaba hasta el. En su habitación, el sol también mando sus primeros rayos. Una cama, un escritorio y un armario portátil era lo único que había. En el escritorio, un ordenador que yacía en silencio. Pero David se acerco hacia el borde del escritorio y cogió una foto de las 2 que había. Se sentó en su cama, al borde.
Una chica de cabello color caoba sonreía junto a una chica de cabello moreno, un poco mas baja que la anterior,  pero muy guapa. A lado de ella, una chica también morena pero alta y muy atractiva sonreía al igual que las otras dos. Del brazo de la chica con el cabello color caoba, un pequeño chaval sonreía de manera tímida, quizá porque no se creía que estuviera integrado en aquel grupo. O quizá sea porque la chica de color caoba le abrazaba con cariño. Al costado de aquel pequeño, un chico alto, ancho de hombros, cuyo cabello cortó pero de color caoba era lo que más llamaba la atención de su aspecto. Al lado opuesto de aquel chico estaba David. Pero debajo de las chicas, sentados en cuclillas estaban 2 chicos más. Ambos chicos se contrastaban de una manera que parecían curioso que estuvieran allí. Aunque los dos eran altos, uno era delgaducho y el otro era gordo. Uno era rubio, de piel pálida, con un cabello lizo. El otro; cabello negro azabache, de piel morena, con un cabello duro y seco. Uno llevaba gafas y tenía la nariz muy afilada. El otro tenía los ojos un poco achinados y su nariz era un poco ancha. Pero ambos saludaban a la cámara con un gesto con el pulgar y sonreían.

David guardo la foto en su sitio, donde siempre había estado, y se recostó en la cama.

Aquel día seria uno muy especial. Se iba a declarar a Emma. Le iba a decir todas aquellas cosas que se calló y que nunca se atrevió a decir. Le iba a decir que desde que la vio, perdió la cabeza por ella. Pero sabría que no seria fácil. Sabría que jugaba con mucha desventaja, porque nunca se había declarado a una chica y Emma no sería fácil. Siempre era inteligente y lo demostraba aunque no quisiera. ¿Sería tanta la diferencia intelectual? David siempre había dicho que ella valdría para algo más que abogada, que es lo que ella deseaba ser de mayor.

Lentamente, el sol ilumino toda la habitación y David no encontró mas escusas para estar en la cama. 

Escucho como sus padres se levantaban y David hizo lo mismo. Empezó a acomodar su habitación y se dispuso a preparar todo para ese día.

Su padre salio de la habitacion de sus padres y se metio al baño. Su madre, con la cara muerta de sueño, salio y saludo a su hijo.
  • ¿Quieres desayunar algo, David? – le dijo su madre.
  • Algo ligero. ¿Papa va a demorar mucho? – dijo David y su madre se encogió de hombres.
Su padre demoro unos 15 minutos en ducharse. David ya habia separado su ropa para ese dia. Cuando su padre salio en albornoz, David cogio el suyo y se metio en el baño. Estaba fresco alli dentro. El chico miro la radio que su padre siempre llevaba cada vez que se duchaba. El chico cerro la puerta, se quito el pajama y el albornoz, listo para entrar a la ducha. Busco en el dial de la radio una estacion y abrio el grifo.

(Cualquier musica de rock en español) (Por defecto: “La madre de Jose” – El canto del loco)

“Ah… el agua fria en pleno mes de Agosto. No hay nada mas refrescante que despues de una asadora noche veraniega, ducharse con agua fria. Es que te quedas fresco como una lechuga”

5 minutos mas tarde, David salia del baño totalmente duchado y fresco. El olor a huevos fritos de la cocina le hizo rugir el estomago. Se metio en su habitacion y comenzo a cambiarse.

Lo primero fue separar su ropa con la que iba a ir a este gran día. Tras remover su armario, puso su mochila encima de la cama y empezo a vestirse. Camisetas, vaqueros, deportivas, gorra, collar… Todo estaba listo y adecuado para ese dia. No podia faltar las cosas que llevaria. Abrio el cajon de su mesita de noche y saco el regalo que le habia comprador a Emma.
  • Un lápiz labial “Amor de Lavanda N° 07” – dijo David.
Metio unas revistas en la mochila, unos cascos, unos cables USBs, la camara de fotos, el regalo… David volvio a revisar todo minuciosamente, esperando no olvidarse de nada. Su madre le llamo desde la cocina. El chico, con el estomago rugiendo, salio a desayunar.
  • Buenos días, madre. ¿Que hay para desayunar? – dijo David.
  • Pues huevos con salchichas. Tu padre ya se ha ido. Que prisas tiene el hombre.
  • Déjale, si siempre ha sido asi. – dijo David, comiendo.
  • ¿Y tu que tal? Hoy es el cumpleaños de Emma, ¿no?
  • Aja. Hoy nos reuniremos para celebrarlo. – dijo David, tomando un sorbo de su zumo.
  • Pues nada, hijo. Pasatelo bien.
La puerta del numero 6 se abrio y David salio. El sol le deslumbro cuando levanto la cabeza. David sonrio. El dia pintaba perfecto.

David fue hacia la derecha de su portal, caminando toda la calle Luis de Medina. Saludo a la señora Ming, del bazar chino. Cruzo la pista, llegando hasta el puesto de periodicos de la esquina. Miro el parque que estaba enfrente del colegio Lope de Vega. Sonrio, puesto que vio a unos chicos practicando con la skate. David siguio su ruta, yendo por la calle Juan de Borgoña. Paso por el hospital, por los bares hasta llegar al primer cruce de toda esa calle. Volvio a cruzar la calle, yendo por la calle Lope de Rueda. Cruzo un banco, una carniceria, una verduleria… hasta llegar a otro bazar chino. Alli estaba toda la calle Arias Montano. David se ajusto la mochila y siguio caminando, tarareando una cancion. Saludo a un conocido de sus padres y siguio. Estaba a punto de llegar a la calle Rojas Zorrilla. David sonrio, ya que en el numero 4 estaba el bar de su amigo Mario. David levanto la vista: Bar Cinema. El nombre le hacia gracia. David cruzo y paso por enfrente del bar, saludando a la dueña y madre de su amigo: Judith. La mujer estaba sirviendo cafes pero le devolvio el saludo, haciendole con gestos que su hijo iba a tardar en salir.

David se dirigía hacia la RENFE de Alcalá. El camino se le hizo alegre, debido a que se cruzo con gente que conocía. El sol ilumino mas las calles e hizo que David empezara a sudar un poco. David llego hasta el monumento de los caídos en el 11-M.La estatua era impresionante, aunque el color se le iba con los años. Aun así, todavía quedaba bien a la vista de toda la gente. Mientras compraba su billete, David se puso a pensar en toda esa gente que perdió la vida en ese atentado. Le parecía fatal los terroristas y le producían un asco por matar gente de esa manera. David se recostó en el asiento del tren y se puso a descansar hasta que llegue a la estación de Atocha.

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